En toda reunión comercial, te das cuenta de que existen dos tipos de personas: los que están y los que no.
Unas asisten por obligación, siguiendo las directrices de la empresa.
Con sus cara de póquer y sus miradas vacías por estar mentalmente en un universo paralelo, sus mentes divagan de un lado a otro de forma constante, para volver de vez en cuando a deleitarnos con su presencia. Te das cuenta enseguida por su forma de no estar allí. Vendedores parecen, comerciales lo son.
Otras lo hacen por rutina, como una parte más de su trabajo, deseando volver a casa cuanto antes, pensando que esto es lo mismo del año anterior y a su vez lo mismo del precedente. Aquí se encuentra el grueso del pelotón de los comerciales que pedalean lo justo para llegar a la meta. El problema es cuando ésta no coincide con la de la empresa o llega una etapa de alta montaña, cuya cima suele llevar el nombre de CRISIS. O de Covid-19.
También los hay (aunque cada vez menos) que vienen a pasárselo bien estando fuera de casa (¡Claro que sí!). Este oficio siempre ha resultado un buen caldo de cultivo para esos maleantes de la venta, golfos y sinvergüenzas que lo saben todo y que dan mala fama al oficio. Son los comerciales de la noche.
Y finalmente están aquellos, los menos, que asisten con verdaderas ganas de participar y de aprender.
Escuchan y muestran sus inquietudes con carácter constructivo. Son positivos y suman. Cada nuevo reto de la empresa es un acicate motivador para ellos, ese depósito lleno de combustible para echar a andar al día siguiente, pero que les dura siempre. Y sobre todo son inteligentes, pues conociendo mejor la empresa y sus planes, quieren formar parte de ellos como garantía de su propio futuro y éxito.
Porque no nos engañemos: estamos hablando de una relación por interés. Es por este exclusivo grupo de vendedores por los que sigue valiendo la pena el seguir montando y promocionando este tipo de reuniones, que su esfuerzo conlleva.
Año tras año de responder a las mismas preguntas, de intentar solucionar los mismos problemas y de seguir oyendo las mismas quejas, te das cuenta que hay muchos que nada han avanzado y que menos han aprendido tras años de asistencia. Los mismos errores que se siguen repitiendo al día siguiente con idénticos comportamientos que provocan esas mismas tensiones que saldrán de nuevo a la palestra al año siguiente. Y aunque es de tontos el tirar piedras a su propio tejado, así es la triste realidad.
Siendo positivos (como no puede ser de otra forma en la PROFESIÓN DEL «NO»), he rescatado un antiguo post que sigue siendo muy actual.
Se trata de un resumen de conceptos muy fáciles de retener y nada difíciles de aplicar. Eso sí, siempre y cuando se tenga una actitud correcta y el firme deseo de actuar.
Nada realmente nuevo que no se sepa y cuya gran fuerza radica en aplicar un sentido común realmente abrumador. ¡Qué te aproveche ser vendedor!
